Si con esto ya te vale, no sigas, apúntatate ya:
Si necesitas saber a qué narices te estás apuntando te lo cuento.
A una newsletter en la que te voy a a hablar de ventas y de la vida.
Te contaré mis historias y anécdotas como vendedor en Start Ups (ahora se dice Account Executive, que en inglés suena mejor y así parece que el cliente no te ve venir).
Y también te contaré qué técnicas utilizo vendiendo y cómo conecto con la gente.
Te contaré cuándo algo me sale bien.
Y sobre todo, te contaré dónde la he liado y qué es lo que creo que ha fallado.
Si quieres seguir leyendo te voy a hablar de la historia de mi padre con Eugenio. Si te da lo mismo puedes suscribirte ya y te olvidas.
Mi padre es de esos muchos que acabaron en ventas por casualidad, de los locos a los que encima les flipa, y lo que es peor, de los que desarrollan la vena comercial que no les abandona ni con la jubilación.
Yo soy de esos, pero sin estar jubilado.
Como se encuentre con algún vecino despistado en el ascensor, le deja como una uva pasa por el camino. Les exprime hasta la última gota de información.
Como hace un tiempo, con Eugenio, que entonces vivía en el 10º. Ese no era su nombre pero en casa le llamamos así porque se parecía al humorista. Con 60 kilos más y 0 de humor.
Cuando le miras a los ojos sientes lo mismo que al comer un trozo de tofu a palo seco.
Ese día estaba más serio de lo normal, si es que se puede. Como cuando me pilló con tos post-catarro un día y me soltó “como sigas así, te van a quedar dos telediarios” – Han pasado casi 20 años y aún me acuerdo de eso.
Bueno pues mi padre no se rinde tan fácilmente. Empezó con que dónde iba, qué tal estaba, cuál era su misión del día, si estaba preparando algún monólogo…
Le acabó sacando que le habían hecho una colonoscopia el día anterior y estaba algo resentido.
Fue un poco tenso, pero ahí lo entendí todo.
En estos momentos me dedico a analizarle, cómo les pregunta, cómo les mira, cómo les sonríe…
Y el tío lo hace genuinamente. Se interesa por los demás de verdad. Y por eso les cae bien a todos.
Es cierto que a veces alguno cortocircuita, pero por lo general el ratio de engage es elevado.
Eso es vender.
Dejar que hablen, adaptarse a ellos, ganarte su confianza y que se sientan cómodos de contarte su vida y sus problemas.
Decirlo es muy fácil, nada nuevo que no sepas. Lo jodido es interiorizarlo y que salga natural.
Te cuento cómo: